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Felicitas multos habet amicos - szczęście ma wielu przyjaciół.
Indeks Eddings_Dav D20021169 arteuza
 
  Witamy


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una verdadera pared, para detenerte hasta que fueras examinado. No hace falta que te
diga que en el otro lado del muro está pintado el cuadro que creíste ver.
Me encontraba más asombrado que nunca.
 ¿Pero cómo podía la sala saber que yo llevaba mi espada?
 Eso es demasiado complejo para que yo pueda explicártelo. Mucho más que esta
pobre habitación. Sólo puedo decir que la puerta está envuelta en hilos metálicos, y que
éstos saben cuándo los otros metales, sus hermanos y hermanas, atraviesan el círculo.
 ¿Hiciste tú todo eso?
 Oh, no. Todo esto... y otras cien cosas parecidas constituyen lo que llamamos la
Segunda Casa. Son obra del Padre Inire, a quien llamó el primer Autarca para que creara
un palacio secreto dentro de la Casa Absoluta. Tú o yo, hijo mío, hubiéramos construido
unas pocas habitaciones escondidas. Él se las ingenió para que la casa oculta se
extendiera por doquier y tuviera la misma extensión que la pública.
 Pero tú no eres él  dije . Porque ahora sé quién eres. ¿No me reconoces?  Me
quité la máscara para que pudiese verme la cara.
Él sonrió y dijo:  No has venido más que una vez. Así, pues, la khaibit no te satisfizo.
 Me satisfizo menos que la mujer que fingía ser, o más bien amé más a la otra.
Aunque esta noche he perdido un amigo, parece que ahora encuentro viejos conocidos.
¿Puedo preguntar cómo has llegado aquí desde tu Casa Azur? ¿Se te convocó para el
tiaso? Antes he visto a una de tus mujeres.
Asintió con un gesto ausente. En un espejo de curiosos ángulos, puesto sobre un tremó
en un lado de la sala extraña y poco profunda, se le reflejaba el perfil, delicado como un
camafeo, y deduje que era sin duda un andrógino. Tuve un sentimiento de lástima
mezclado con otro de impotencia, mientras me lo imaginaba abriendo la puerta a los
hombres, noche tras noche, en su establecimiento del Barrio Algedónico.
 Sí  dijo . Estaré aquí durante la celebración. Después me iré.
Yo aún pensaba en el cuadro que el anciano Rudesind me había enseñado en el
pasillo de fuera, y dije:  Entonces puedes indicarme dónde está el jardín.
Advertí en seguida que lo había tomado desprevenido, quizá por primera vez en
muchos años. Había dolor en sus ojos, y su mano izquierda se movió (aunque sólo
levemente) hacia la ampolla que le colgaba del cuello.
 Así que has oído hablar de eso...  dijo . Y suponiendo que conociera el camino,
¿por qué habría de revelártelo? Muchos tratarán de huir por ese camino si la carraca
pelágica avista tierra.
XXI - Hidromancia
Pasaron varios segundos hasta que comprendí correctamente lo que había dicho el
andrógino. Entonces el recuerdo del olor de la carne tostada de Thecla me trajo a la nariz
un nauseabundo olor dulzón, y me pareció sentir la inquietud de las hojas. En la tensión
del momento, olvidé lo inútiles que han de ser tales preocupaciones en esa sala llena de
engaños, y miré a mi alrededor tratando de cerciorarme de que nadie podía oírnos, y
entonces descubrí que, involuntariamente (pues había pensado en interrogarlo antes de
confesar mi relación con Vodalus), mi mano había sacado el eslabón de forma de cuchillo
del compartimiento más escondido de mi esquero.
El andrógino sonrió.
 Me figuré que podías ser tú. Llevo ya días esperándote, habiendo impartido
instrucciones al anciano que está en el exterior y a otros muchos para que me trajeran a
forasteros prometedores.
 Fui recluido en la antecámara  dije , y perdí tiempo.
 Pero ya veo que escapaste. No es probable que te liberaran antes de que mi hombre
viniera a buscarlo. Es bueno que lo hicieras, pues no queda mucho tiempo... los tres días
del tiaso, y después debo irme. Ven. Te mostraré el camino hacia el jardín, aunque no
estoy nada seguro de que te permitan entrar.
Abrió la puerta por la que había venido, y esta vez vi que no era realmente rectangular.
La sala que se encontraba más allá apenas era mayor que la que habíamos dejado; pero
los ángulos parecían normales y estaba ricamente amueblada.
 Al menos viniste al lugar correcto de la Casa Secreta  dijo el andrógino . De otro
modo, hubiéramos tenido que hacer un pesado camino. Te ruego me perdones mientras
leo el mensaje que trajiste.
Cruzó hasta lo que al principio supuse que era una mesa cubierta con un cristal, y puso
el eslabón debajo de ella sobre un estante. En seguida se encendió una luz, que
iluminaba desde el cristal hacia abajo, aunque encima de él no había luz alguna. El
eslabón creció hasta parecer una espada y vi que las estrías, que sustituían a los dientes
sobre los que se sacaban chispas en el pedernal, eran líneas de una escritura fluida.
 Apártate  dijo el andrógino . Si no lo has leído antes, no debes leerlo ahora.
Hice lo que me decía, y durante algún tiempo observé cómo se doblaba sobre el
pequeño objeto que yo había traído desde el bosque de Vodalus. Por fin dijo:  Así, pues,
no hay remedio... Tenemos que luchar en dos flancos. Pero esto no te incumbe. ¿Ves
aquel armario con el eclipse tallado en la puerta? Ábrelo y saca el libro que hay ahí.
Toma, puedes ponerlo sobre este pupitre.
Aunque temía alguna trampa, abrí la puerta del armario. Dentro había un libro
monstruoso, pues era como yo de alto, y de dos codos de ancho, y se levantaba frente a
mí con su cubierta de cuero de manchas azules y verdes como cadáver dentro de un
ataúd puesto de pie. Envainé mi espada, agarré este enorme volumen con las dos manos,
y lo puse sobre el pupitre. El andrógino preguntó si lo había visto antes, y le dije que no.
 Parecías tener miedo de él e intentaste... o me lo pareció... apartar la cara de él
mientras lo llevabas.  Mientras hablaba, abrió el libro. La primera página estaba escrita
en rojo con un signo que yo desconocía. Se trata de una advertencia a los buscadores
del camino  dijo . ¿Quieres que te la lea?
 Me pareció ver un hombre muerto en el cuero, y ese hombre era yo  le solté.
Volvió a cerrar la cubierta y le pasó la mano por encima.
 Estos tonos pavorreal son obra de artesanos que desaparecieron hace tiempo... Las
líneas y remolinos que hay debajo no son más que las cicatrices del lomo del animal
sacrificado, marcas de palos y látigos Pero si tienes miedo, no es necesario que vayas.
 Ábrelo  dije . Enséñame el mapa.
 No hay mapa. Esto mismo es la cosa  dijo, y volvió la cubierta y también la primera
página.
Casi me quedé ciego, como si me hubiera deslumbrado un relámpago en una noche
oscura. Las páginas interiores parecían de plata pura, batida y pulida; captaba cada
brizna de iluminación de la sala y la volvía a reflejar ampliada cien veces.
 Son espejos  dije, y al decirlo me di cuenta de que no lo eran, sino esas cosas para
las que no tenemos otra palabra que espejos, esas cosas que hacía menos de una
guardia habían devuelto a Jonas a los astros . ¿Pero cómo pueden tener poder si no
están enfrentadas?
El andrógino contestó:  Recapacita cuánto tiempo han estado enfrentándose mientras
el libro estuvo cerrado. Ahora el campo soportará la tensión a que sometamos durante [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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    Długi język ma krótkie nogi. Krzysztof Mętrak
    Historia kroczy dziwnymi grogami. Grecy uczyli się od Trojan, uciekinierzy z Troi założyli Rzym, a Rzymianie podbili Grecję, po to jednak, by przejąć jej kulturę. Erik Durschmied
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    A ten zwycięzcą, kto drugim da / Najwięcej światła od siebie! Adam Asnyk, Dzisiejszym idealistom
    Ja błędy popełniam nieustannie, ale uważam, że to jest nieuniknione i nie ma co się wobec tego napinać i kontrolować, bo przestanę być normalnym człowiekiem i ze spontanicznej osoby zmienię się w poprawną nauczycielkę. Jeżeli mam uczyć dalej, to pod warunkiem, że będę sobą, ze swoimi wszystkimi głupotami i mądrościami, wadami i zaletami. s. 87 Zofia Kucówna - Zdarzenia potoczne

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